Conferencia de Mariano Sánchez García, conservador del Real Jardín Botánico del CSIC.

El desarrollo y mejora del Bosque Urbano es una de las bazas que se manejan para la mejora del cambio climático y de la contaminación pero no todo puede basarse en la mejora del arbolado urbano y de los bosques para combatir ambas lacras de la civilización de los dos últimos siglos.

Lo mejor para una ciudad y para la salud de los ciudadanos no es tener el mayor número de árboles o los bosques urbanos más densos y tupidos. La solución para las ciudades es que esos árboles, arboledas y bosques urbanos tengan permanentemente el mayor número de hojas y sigan una gestión sostenible sin podas periódicas, respetando las envergaduras y portes de los árboles y con una elección de especie acertada.

Con los conocimientos actuales, el diseño de la infraestructura verde, donde debemos incluir los bosques urbanos, ha de tener en cuenta el paisaje urbano, las texturas de las hojas y los portes de las especies arbóreas que vamos a plantar.

El cambio climático es imparable y debemos reconocer los síntomas que nos muestran los árboles, las amenazas de las nuevas plagas y enfermedades que la globalización nos trae y empezar a buscar una reposición o recolocación de nuevas especies.